El Ritmo y la Corrección de color

El Ritmo en la Edición

En post-producción es definido como la ordenación narrativa y rítmica de los elementos objetivos de la narración. Consiste en escoger (antes de grabar la película), ordenar y unir una selección de los planos a registrar, según una idea y una dinámica determinada, a partir del guion, la idea del director y el aporte del editor.

Ya que de cada escena se hace de varias tomas, y que existen miles de tomas diferentes en una película, el montaje constituye una ardua labor. Siguiendo la trama del guion, el Editor, en general, tiene libertad para montar las diferentes tomas realizadas de una escena de la manera que estime más apropiada y decidir cómo enlazar una escena o secuencia con la siguiente. Por todo ello se considera que el montaje es una de las disciplinas fundamentales en la realización de un audiovisual.

Un vídeo sin una buena banda sonora tal vez quede cojo. La música le da a una imagen todo lo que uno quiere expresar, emotividad, intriga, emoción, suspenso y muchas cosas más. Otra cosa es hacer un vídeo al ritmo de la música, ahí juega la capacidad de cada uno en interpretar el ritmo de la música ya sea con la percusión, que es lo más fácil, o buscando otro cambio de ritmo producido por cualquier instrumento musical.

Un ejemplo claro de lo que se puede conseguir con una buena banda sonora son las películas de terror donde los sustos del espectador se producen más por la música que por la escena en sí. Ese pasillo largo y tenebroso con las sombras reflejadas en las paredes y las puertas entre abiertas en las que nunca sabemos lo que va a salir, suelen estar acompañadas por una música lenta y tenebrosa que va acelerándose según se acerca el personaje al destino final, y es ahí cuando el creativo utiliza ese golpe musical y cambio de ritmo en el vídeo para darnos un susto intenso. También el silencio solo roto por las pisadas o la respiración puede ponernos en situación de tensión al no saber qué puede pasar.

Entonces, a la música nos debemos de regir para decidir donde hacer los cortes o si debe de ser con disolvencias, quizás unos cuadros en negro nos ayuden a darle el ritmo que necesitamos o tal vez escalar la imagen sutilmente, son algunos de los recursos visuales que nos ayuda a decir si el ritmo es acelerado o lento. Esto es lo que tiene que decidir el editor para darle esa atmosfera a la que se quiera llegar.

Por eso no se han establecido parámetros exactos para decidir cómo debemos hacer nuestro montaje. Pero el tema, el público al que va dirigido,  la duración final de nuestra edición, sí nos da ideas de que recursos son los más apropiados para incluir dentro de nuestra edición.

 

La corrección de color

La corrección de color y de audio es el último proceso en la edición antes de exportar nuestra película, esto nos hará de nuestro montaje una homogenización de imagen. Tanto en la imagen como en los sonidos. Ocurre que vienen de diferente fuentes; fueron grabados en interiores o exteriores, unos en ocasiones distintas con diferentes condiciones, en el caso de la imagen: diferente iluminación, lentes, días, tarde o noche, interior, exterior y debemos dar una misma sensación a las situaciones que se presenten. En el caso del audio, debemos mezclar una pista musical, con una voz en off, mas el audio original del video, mas lo efectos de sonido. Y todos estos sonidos vienen de fuentes diferentes, hay que nivelarlos para que no resulten descoordinados. De esto se trata la corrección de audio y de sonido. Se realiza a lo último de nuestras ediciones porque es el momento donde tenemos listos todos los clips que realmente van a quedar en la película y no resultaría nada practico hacer corrección de audio y sonido a fragmentos o clips que no van a salir a la luz pública.


Es que son muy pocas las situaciones en las que una grabación original no tenga que modificarse para hacerla más agradable a la vista o lograr acercar su aspecto visual a nuestros deseos. Aumentar el contraste o la luminosidad, cambiar la tonalidad, manipular la imagen por zonas para atraer la atención del espectador a un lugar concreto de la imagen... Por mucho que se cuiden las condiciones de iluminación de la grabación original lo normal es que la corrección de color mejore, mucho en ocasiones, las imágenes originales.

A menudo el retoque de color es, sencillamente, imprescindible para garantizar la calidad del resultado final. Tal es el caso de las grabaciones en exteriores. Las características de la luz no son iguales a las 9 de la mañana que a las 5 de la tarde o si está nublado o hace sol. Por tanto, si la grabación de una misma escena se extiende a lo largo de uno o varios días deberemos realizar una trabajo posterior de corrección de color para igualar la tonalidad de todas las tomas y que no se rompa la continuidad. Del mismo modo, también deberemos trabajar el color cuando usemos dos cámaras diferentes para rodar o tendremos extraños cambios en la calidad de la imagen cada vez que usemos un plano de una u otra cámara.

En la corrección de color lo primero que debes tener en cuenta es con cuanta calidad tenga el material original, más flexibilidad tendrás a la hora de manipular el color. Es decir, tienes un mayor margen a la hora de cambiar cualquier parámetro visual del vídeo. Pero si el material original ha sufrido mucha pérdida de color, la manipulación se hace prácticamente imposible y cualquier cambio posiblemente empeorará más que mejorar la imagen.

Absolutamente todos los pasos en el tratamiento de imágenes llevan asociados pérdidas de color y esas pérdidas, además, son acumulativas. Y resulta que el tratamiento de color es precisamente el último paso que se lleva a cabo justo antes de la exportación final.

Antes de que la electrónica deseche una importante cantidad de color, la luz debe llegar a la videocámara a través de la lente de su objetivo; y evidentemente la calidad del objetivo tendrá una especial relevancia en las características de la luz que le llegará a la electrónica de la videocámara, que será la encargada de recibirla y procesarla. Cuando hay mucha cantidad de luz para grabar las diferencias entre un buen lente y uno mediocre no son tan grandes, pero son enormes en condiciones de escasa luminosidad.

Siempre es mejor grabar con exceso de luz que con defecto de esta. Se obtienen mejores resultados disminuyendo la luminosidad general durante la corrección  de color que teniendo que aumentarla. De hecho, muchas escenas cinematográficas nocturnas se graban a plena luz del día y luego, durante la corrección de color, se les da un aspecto de noche.

Perdida de datos por la captura

Este apartado habría sido muy extenso hace años. Pero puesto que con las cámaras digitales ya no se hace la captura, sino una transferencia de datos ya digitalizados, al transferir el vídeo de nuestra videocámara al computador, ya sea por FireWire, tarjeta de memoria o USB, hacemos una copia exacta del material grabado y, por tanto, ya no hay pérdidas. Así que, sin más, podemos pasar al siguiente párrafo.

Tres pasos para la corrección de color

1. Correcciones primarias

Salvo que durante la grabación se mida correctamente la luz y se ajuste la cámara con precisión, es frecuente que cuando se usan los parámetros automáticos de la cámara encontremos en las imágenes grabadas una exposición incorrecta (imágenes más oscuras o más claras de lo que deberían) y/o dominantes de color, es decir, una tonalidad que "baña" toda la imagen dándole un aspecto "amarillento", "verdoso", "azulado", etc. 

La primero que se hace es compensar estos fallos básicos y ajustar las imágenes de tal modo que se acerquen lo más posible a la "neutralidad" o, al menos, al aspecto que se supone deberían haber tenido esas imágenes. Este primer paso es esencial vayamos realizar o no manipulaciones de color posteriores. Es decir. Imaginemos que queremos darle a nuestro vídeo un aspecto tecnológico. En ese caso seguramente vamos a querer que haya una dominante de colores grises y algunos tipos de azules asociados, generalmente, a la tecnología. Si no neutralizamos primero en la grabación original cualquiera que sea la dominante, luego será muy complicado manipular el vídeo para lograr con precisión el tono deseado. La corrección de color es un proceso muy dinámico y cualquier cambio en una gama de colores afecta irremediablemente a las demás. Por ello es fácil tener una sensación de falta de control y sentirse muy perdido al principio si no se cuenta con una buena corrección inicial. 

2. Correcciones secundarias

Las correcciones secundarias, por su parte, afectan únicamente a determinadas zonas de la imagen. Casos típicos serían lograr más luminosidad en las caras de los personajes, darle más intensidad al azul del cielo, ajustar tonos de piel, acentuar o aclarar sombras, etc. Para este tipo de trabajo nuestros mejores aliados serán las máscaras y la herramienta de selección de colores.

Las máscaras nos permitirán seleccionar ciertas zonas de la imagen y aplicar los cambios únicamente en esas zonas. Pueden ser máscaras geométricas sencillas, como rectángulos o elipses, o complejas máscaras personalizadas con la forma que queramos. Por la propia idiosincrasia del vídeo, lo habitual será que debamos animar las máscaras mediante keyframes o cuadros claves, para que siempre se apliquen a la zona del vídeo que necesitamos aunque esa zona se desplace o se mueva en la pantalla. Para estos casos contar con un buen tracker en nuestro programa de corrección facilita, y mucho, esta tarea de animación de máscaras.                            
Otra alternativa es usar la clásica herramienta del cuentagotas para seleccionar una gama concreta de colores. Por ejemplo, seleccionamos el color rojo y ese rojo lo intensificamos. Igual podemos hacer con cualquier otro color.

De esta manera tratamos colores definidos o áreas de la imagen, los que más necesiten del ajuste de colores.

 

3. Filtros y efectos para lograr una apariencia determinada

Las correcciones primarias y secundarias son, por lo general, bastante desagradecidas. Es decir, únicamente sirven para corregir errores y matizar, sutilmente, las imágenes. Es muy frecuente que tras pasar un buen número de horas trabajando en correcciones primarias y secundarias el cliente, o quien vea el resultado, pregunte "¿Y qué es lo que has hecho? Yo no noto nada..."  Las diferencias únicamente son notables al comparar las imágenes iniciales con el resultado final pero el resultado final, por sí sólo, suele dejar al espectador bastante indiferente. Simplemente está "bien"; lo que no es poco si tenemos en cuenta que si no está "bien", es porque está "mal"... Puede que nuestro producto no sea todavía de excelente calidad pero, al menos, ya no es mediocre o de baja calidad lo que, insisto, no es poco.

Si además de "bien" queremos que nuestro vídeo se destaque, habrá que aplicarle un aspecto o apariencia, que diferencie nuestras imágenes claramente de las de cualquier cámara doméstica. Ahora bien, con el retoque de color sucede lo mismo que con la banda sonora. Son una ayuda para que el espectador se sumerja en la historia que contamos. El espectador debe notar que nuestras imágenes lo atrapan, que se siente cómodo, pero no debería saber realmente por qué. El trabajo del colorista, por tanto, debe pasar tan desapercibido como sea posible y salvo en casos muy justificados.
Aplicar aspectos específicos es, sin duda, la parte más complicada de la corrección de color. En primer lugar porque se necesitan tener muy claras las ideas sobre el aspecto deseado; y en segundo lugar porque no siempre resulta sencillo alcanzar ese resultado. Hace falta experimentar mucho y solo se aprende poco a poco. Es por ello que casi todas las aplicaciones dedicadas específicamente a la corrección de color ofrecen una colección más o menos extensa de apariencias predefinidas que pueden ayudarnos en nuestro comienzos, por un lado, a conseguir esos aspectos especiales con facilidad, por otro lado, son un excelente punto de partida para aprender, puesto que en lugar de partir de cero tendremos ya unos puntos de referencia y podremos fijarnos en los parámetros usados para aprender a lograr los resultados deseados.

 

 

Corrección de audio

En cuanto a la corrección de audio es en teoría lo mismo que hicimos con el color, nivelar audios que vienen de diferentes fuentes de adquisición, darle prioridad a algunos audios más que a otros y la secuencialidad con respecto a la imagen (Continuidad). Los formatos como el MP3, WAV, WMV, son los más comunes en la edición de video, pero tenemos que tener en cuenta los codecs o compresores, igual que en el video debemos utilizar un compresor para este tipo de archivos, generalmente los audios vienen sin compresión lo que haría más compatible esos audios con nuestros editores. Si tienen compresión es posible que nuestro programa no lo deje importar. Lo cual tendríamos que recurrir a un convertidor de formatos (Ripiador).